viernes, 22 de enero de 2010

Entrevista a Anna Sans, neuropediatra aparecida en la Revista Comunidad Educativa por D. PÉREZ SANZ

Licenciada en Medicina, especialista en Pediatría y Neurología Pediátrica, Anna Sans acaba de publicar el libro¿Por qué me cuesta tanto aprender? Trastornos del aprendizaje(Edebé), un libro pensado para un público amplio: docentes, psicólogos, pediatras, padres… y abordar un tema de plena actualidad desde los planos sanitario y educativo: ¿Cómo afrontar la dislexia, el déficit de atención y otros problemas de aprendizaje que afectan a casi un 15% de la población escolar?


Esta especialista, miembro de la Sociedad Catalana y Española de Pediatría y de la Sociedad Española de Neurología Pediátrica, ha dedicada buena parte de su labor profesional a la neurología cognitiva y muy especialmente a los trastornos específicos de aprendizaje, donde ha realizado tanto actividades docentes como de investigación. La cuestión afecta a gran número de familias dado que estos trastornos se dan en niños que, presentando una inteligencia normal, tienen dificultades al escribir, al leer o para seguir sencillamente unas pautas de comportamiento social correctas.


Usted señala que una de las principales dificultades del aprendizaje está en la capacidad de concentrarse, de prestar atención. ¿Es esta una de las claves del bajo rendimiento escolar?

El déficit de atención como parte del trastorno conocido como TDAH (Trastorno de déficit de atención e hiperactividad) es una de las patologías mas prevalentes relacionadas con el mal rendimiento escolar. Afecta entre el 3 y 5% de la población en edad escolar. Los alumnos con TDAH tienen dificultad para atender en clase, para mantener la atención en tareas poco estimulantes, para comprender aquello que leen, para controlar la agenda y manejar el tiempo… A medida que el alumno va avanzando de curso las dificultades van siendo cada vez mayores. En muchos casos los resultados empiezan a ser malos en los últimos cursos de primaria y en secundaria “caen en picado”.


También indica que conocer las bases cerebrales de las distintas dificultades de aprendizaje es fundamental ¿Sugiere que algunas de las respuesta al fracaso van más allá de la escuela, que pasan por la consulta de neurólogos y otros especialistas médicos?
No hay ninguna duda que el cerebro es el órgano fundamental para el aprendizaje. El desarrollo del cerebro permite que el niño aprenda lo que corresponde a cada etapa de su vida. Pero el cerebro, en cada uno de nosotros tiene áreas mejores y peores que en general vienen determinadas genéticamente. Es obvio que el conocimiento cerebral nos permite entender y ayudar a personas con disfunciones específicas del cerebro como son los trastornos específicos del aprendizaje. Acercar al mundo educativo los conocimientos neurobiológicos de los problemas de aprendizaje seria muy beneficioso.


¿Hasta que punto influye el diagnóstico precoz en trastornos como TDAH, TANV, dislexia, síndrome de Asperges y otros?
Cuanto antes se detectan, antes puede ponerse en marcha el tratamiento adecuado y específico para cada caso. Para los niños y sus familias suele ser un alivio saber que lo que les pasa tiene un nombre y un abordaje concreto.



Se refiere en su libro a métodos de reeducación para alumnos que van a un ritmo lento ¿En que consisten?
La reeducación de los trastornos de aprendizaje pretende desarrollar al máximo la capacidad de aprendizaje del niño en aquellas áreas para las que presenta una dificultad. Sin embargo, hay que tener presente que por mucha reeducación que se haga el trastorno va a persistir y por tanto también deberá darse al niño estrategias para compensar las dificultades. Que los especialistas, la familia y la escuela vayan a una es fundamental.


¿Es necesaria una escuela más flexible para de estos niños con trastornos de aprendizaje?
No hay ninguna duda. Es lógico que la escuela se adapte a las necesidades de estos niños. Son entre el 10 y el 15% de la población escolar. No se puede estar suspendiendo año tras año a un niño que tiene un trastorno que no ha elegido tener. Suspender a un niño disléxico porqué comete faltas de ortografía es como suspender en educación física a un niño con una discapacidad motriz. La desmotivación que se observa en alumnos de secundaria a menudo se debe a que muchos de estos alumnos “han tirado la toalla”.


¿Existe formación docente y recursos en los centros para responder a las demandas de estos alumnos que, según sus cálculos, pueden alcanzar el 15% de la población escolar?
Rotundamente no. Y no seria difícil tenerlos. Basta con sensibilización y ganas. Son trastornos bien conocidos y en la mayoría de países de nuestro entorno hay experiencia en su manejo en la escuela. Viendo como la escuela maneja a los alumnos con trastornos de aprendizaje en estos países, es descorazonador ver que en el nuestro seguimos tan estancados. ¡Es increíble que nadie hable de ellos en los debates sobre fracaso escolar!


¿Y los padres? ¿Tienen información al respecto? ¿Hasta que punto colaboran en la detección de estos problemas?
No se puede generalizar. Los hay que llegan a saber tanto como los especialistas después de largos peregrinajes para saber que le sucede a su hijo y como se le puede ayudar. Hay otros que trasladan totalmente la responsabilidad a la escuela y se implican muy poco. Sin embargo, es muy importante tener en cuenta la base genética y el componente hereditario de estos trastornos. Especialmente en las clases sociales mas desfavorecidas, muchos padres y madres ya fracasaron por tener el mismo trastorno que sus hijos y asumen como normal que sus hijos tampoco “sirvan para estudiar”. En estos grupos con altísimo riesgo de fracaso escolar deberían detectarse muy pronto las dificultades y abordarlas de forma específica.


No hay comentarios: